Encontrando sueños

Encontrando sueños

sábado, 24 de mayo de 2014

Palabras de Caramelo

Hecho por: Angela Guillen Don Juan


Hubo una vez un niño sordomudo que amaba a un camello. El niño se llamaba Kori, aunque no podía saberlo porque no oía nada. El pequeño Kori tenía ocho años y vivía en Smara, uno de los campamentos de refugiados donde habitan los saharauis, en el desierto argelino, Kori iba a una escuela especial, con otros niños que tampoco eran como los demás. Entre todos los animales que solía dibujar había uno que lo atraía más que los otros: El camello.
Los camellos le fascinaban a kori. Kori creía que los camellos también hablaban, porque movían los labios como las personas.
Kori se acercaba a menudo a un corral en el que había una camella grande. La camella era de sus tíos, que Vivian cerca de los corrales. La camella estaba muy gorda. Su tía le traía mas comida que nunca, y la camella seguía engordando, una tarde cuando volvía de la escuela, la camella tenía a su lado un pequeño camello de color caramelo y ahora la camella estaba flaca, kori había visto  que a su madre le había pasado lo mismo dos veces.
Kori pensó que eso era lo que había pasado con la camella: había tenido un niño.
La tía de Kori dejo que pasara al corral con ella para que acariciara al camello. El pequeño animal miro hacia Kori y movió sus labios, kori entendió: labios redondos, boca estirada. Es decir kori.
<<Sabe cómo me llamo>>, pensó Kori.
Le señalo y levanto los dedos de una mano. Quería decir <<¿ Y tú cómo te llamas?>>. En su mente Kori lo llamo Caramelo. Kori visitaba todos los días a Caramelo, sin faltar uno. Para Kori, Caramelo era el amigo que no había tenido nunca.
Kori trataba de leer en sus labios, y creía que Caramelo le hablaba del desierto, de cuanto le gustaría estar allí, donde había hierba verde por todos lados, y cientos de camellos, y fogatas junto a las jaimasy otros huars con los que jugar. Todo eso le decía Caramelo a Kori, se lo había contado a él su madre.
Algunos niños de la escuela especial a la que iba Kori cada día, aprendían a escribir. La maestra de kori se llamaba Fatimetu.
Fatimetu era buena. Les enseñaba a atarse los zapatos y a dibujar, ¿Le enseñaría a escribir también?.
Quería escribir las palabras hermosas que Caramelo le decía por las tardes.
Una mañana, agarro a Fatimetu por la manga y señalo con el dedo la pizarra, el cuaderno de otro niño y el bolígrafo. Fatimetu le entendió, sabía que quería aprender a escribir y a leer, le acaricio el pelo. Formo en su boca una sonrisa triste y dijo que no con la cabeza. Al día siguiente volvió a agarrar a la maestra por la manga señalo la pizarra, el cuaderno, a él...
Mientras lo hacia emitía sonidos llenos de energía, que al fin, conmovieron a Fatimetu.
-Te enseñare, Kori, te enseñare.
Nose como, pero te enseñare.
El día del eclipse de sol, varios meses más tarde Kori logro escribir su primera frase.
Kori salió al patio y vio el sol velado, una mancha oscura en medio del cielo. Pensó en caramelo.
Salió del patio y echo a correr hacia los corrales, llorando.
Caramelo lamio su mano y hablo, en aquel lenguaje mudo que solo Kori entendía.
Cuando el sol comenzó a renacer tras el velo de la luna, Kori se despidió de su amigo y volvió a la escuela.
El sol volvió a lucir y la escuela volvía a estar iluminada.
<<Gracias a Dios>>, pensó Fatimetu, avanzo hacia el pupitre de Kori, se inclinó por encima de su hombro y leyó:
"El sol y la luna se aman, y por eso se unen en el cielo."
Fatimetu no podía creer lo que estaba viendo.
Pasaron los meses y Caramelo creció. Se convirtió en un camello alto y fuerte.
Fue una época muy feliz, la más feliz de la hasta entonces corta vida de Kori.
Pero un día, cuando el hambre apretaba en los campamentos y los niños pedían comida, Ahmed, el tío del niño, decidió que había llegado la hora del sacrificio. Pero ¿cómo decírselo a kori, el pequeño sordomudo que pasaba tantas horas con él, que amaba tanto al camello?
Kori lloro desconsoladamente al comprenderlo.
En los días que siguieron solo se separó de su amigo en las horas de la noche. Dejo de ir a la escuela.
Una tarde cuando apenas quedaban dos días para el sacrificio, kori tomo una decisión Kori se dirigió a los corrales, abrió la puerta, quitando el alambre que la sujetaba, entro en el corral y abrazo a Caramelo.
Pensó: <<Nos vamos>>
Se fueron en dirección a la güera, la colina que protegía los corrales de las tormentas de arena.
Cuando el tío de kori supo lo que había pasado, fue corriendo a la jaima de uno de los hombres serios, que tenía unos prismáticos. No fue fácil encontrar a alguien que tuviera un land rover dispuesto a salir a la hammada, en busca de Kori.
Cuando Chej vio dos puntitos en la lejanía, a través de los prismáticos, el sol ya se había elevado un buen trozo sobre el horizonte.
-¡Allí están!
Unos minutos más tarde, se dejaba abrazar por su tío Ahmed.
El día fijado por los hombres serios, Kori fue con Caramelo. Se sentó en el suelo y aguardo la hora, sin hacer un gesto, sin llorar.
Los hombres serios llevaron al camello a la hammada, tras la colina, al lugar en el que se hacían los sacrificios. Al llegar al lugar elegido. Hicieron que el camello doblara las patas. Kori se acuclillo delante del camello y le miro a los ojos y a la boca. A una seña de su tío, los hombres del turbante negro agarraron, al camello de la cabeza, obligándole a permanecer en dirección a la Meca, y el matarife lo degolló.
Miraba al camello y este devolvía la mirada, moviendo todavía los labios mientras la vida se le escapaba.
Entonces, Kori venció sus deseos de salir corriendo, de huir, de no ver. Se acercó cuanto pudo a Caramelo, saco de sus ropas el cuadernito y el bolígrafo, y fue escribiendo todo lo que creía escuchar que salía de los labios del camello lo que escribió fue:
"No llores porque la vida se acabe, piensa que hemos vivido...
Yolo acepto, me voy con tu recuerdo a los pastos del cielo...
Y mientras tu vivas, yo siempre estaré contigo.
Tu aun no lo entiendes, pero cuando la noche te alcance, lo entenderás también, pequeño Kori, mi único amigo..."
Kori creció, nunca dejó de escribir poemas.
Los ancianos reconocían en Kori un gran poeta. Una mañana vio como subía a la colina uno de ellos. Le conocía: era el Bati, el mejor, el más grande de los poetas saharauis.
Bati hablo y Kori leyó en sus labios, con atención:
-He escuchado un poema tuyo
-¿Si?-pregunto Kori
- Sí. Era un poema bello, muy bello
El joven poeta, leyendo aquellos versos en los labios del más venerado de los poetas saharauis, sintió un nudo en la garganta.
-Tu amigo se llamaba Caramelo,
¿Verdad? Kori asintió, en silencio, con la vista perdida entre los corrales.
El poema de Kori se llamaba, como este libro, palabras de Caramelo.

Comentario

En este libro se desarrolla el valor de la amistad, me gustó mucho el libro, nos habla de un niño sordomudo que aprende a escribir y se hace poeta, lo que no me gusto es que no tuvo un final feliz.

Pregunta

¿Que nos enseña esta historia?

Nos enseña el valor de la amistad y la superación



Imagen: https://www.google.com.mx/search?q=palabras+de+caramelo&newwindow=1&rlz=1C1GIGM_enMX530MX530&es_sm=93&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=vW6BU-uxMYX3oATC1YHQDw&ved=0CCwQsAQ&biw=1440&bih=799#facrc=_&imgrc=YgV_tDt0QIhnTM%253A%3B8NVuASTZPASHCM%3Bhttp%253A%252F%252F1.bp.blogspot.com%252F_wMEqFy3bLVQ%252FSwhbqGO61lI%252FAAAAAAAAB-o%252FKAJCmF0HlWs%252Fs320%252Fpalabras_de_caramelo_gonzalo_moure.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Flij-jg.blogspot.com%252F2009%252F11%252Fpalabras-de-caramelo-gonzalo-moure.html%3B200%3B302

Fecha de acceso a la red: Sábado 24 de Mayo del 2014

1 comentario: