Hecho
por: Angela Guillen Don Juan
Hubo una vez un niño sordomudo que amaba a un camello. El
niño se llamaba Kori, aunque no podía saberlo porque no oía nada. El pequeño Kori
tenía ocho años y vivía en Smara, uno de los campamentos de refugiados donde
habitan los saharauis, en el desierto argelino, Kori iba a una escuela
especial, con otros niños que tampoco eran como los demás. Entre todos los
animales que solía dibujar había uno que lo atraía más que los otros: El
camello.
Los camellos le fascinaban a kori. Kori creía que los
camellos también hablaban, porque movían los labios como las personas.
Kori se acercaba a menudo a un corral en el que había una
camella grande. La camella era de sus tíos, que Vivian cerca de los corrales.
La camella estaba muy gorda. Su tía le traía mas comida que nunca, y la camella
seguía engordando, una tarde cuando volvía de la escuela, la camella tenía a su
lado un pequeño camello de color caramelo y ahora la camella estaba flaca, kori
había visto que a su madre le había
pasado lo mismo dos veces.
Kori pensó que eso era lo que había pasado con la camella: había
tenido un niño.
La tía de Kori dejo que pasara al corral con ella para que
acariciara al camello. El pequeño animal miro hacia Kori y movió sus labios,
kori entendió: labios redondos, boca estirada. Es decir kori.
<<Sabe cómo me llamo>>, pensó Kori.
Le señalo y levanto los dedos de una mano. Quería decir
<<¿ Y tú cómo te llamas?>>. En su mente Kori lo llamo Caramelo.
Kori visitaba todos los días a Caramelo, sin faltar uno. Para Kori, Caramelo
era el amigo que no había tenido nunca.
Kori trataba de leer en sus labios, y creía que Caramelo le
hablaba del desierto, de cuanto le gustaría estar allí, donde había hierba
verde por todos lados, y cientos de camellos, y fogatas junto a las jaimasy
otros huars con los que jugar. Todo eso le decía Caramelo a Kori, se lo había
contado a él su madre.
Algunos niños de la escuela especial a la que iba Kori cada día,
aprendían a escribir. La maestra de kori se llamaba Fatimetu.
Fatimetu era buena. Les enseñaba a atarse los zapatos y a
dibujar, ¿Le enseñaría a escribir también?.
Quería escribir las palabras hermosas que Caramelo le decía
por las tardes.
Una mañana, agarro a Fatimetu por la manga y señalo con el
dedo la pizarra, el cuaderno de otro niño y el bolígrafo. Fatimetu le entendió,
sabía que quería aprender a escribir y a leer, le acaricio el pelo. Formo en su
boca una sonrisa triste y dijo que no con la cabeza. Al día siguiente volvió a
agarrar a la maestra por la manga señalo la pizarra, el cuaderno, a él...
Mientras lo hacia emitía sonidos llenos de energía, que al
fin, conmovieron a Fatimetu.
-Te enseñare, Kori, te enseñare.
Nose como, pero te enseñare.
El día del eclipse de sol, varios meses más tarde Kori logro
escribir su primera frase.
Kori salió al patio y vio el sol velado, una mancha oscura en
medio del cielo. Pensó en caramelo.
Salió del patio y echo a correr hacia los corrales,
llorando.
Caramelo lamio su mano y hablo, en aquel lenguaje mudo que
solo Kori entendía.
Cuando el sol comenzó a renacer tras el velo de la luna,
Kori se despidió de su amigo y volvió a la escuela.
El sol volvió a lucir y la escuela volvía a estar iluminada.
<<Gracias a Dios>>, pensó Fatimetu, avanzo hacia
el pupitre de Kori, se inclinó por encima de su hombro y leyó:
"El sol y la luna se aman, y por eso se unen en el
cielo."
Fatimetu no podía creer lo que estaba viendo.
Pasaron los meses y Caramelo creció. Se convirtió en un
camello alto y fuerte.
Fue una época muy feliz, la más feliz de la hasta entonces
corta vida de Kori.
Pero un día, cuando el hambre apretaba en los campamentos y
los niños pedían comida, Ahmed, el tío del niño, decidió que había llegado la
hora del sacrificio. Pero ¿cómo decírselo a kori, el pequeño sordomudo que
pasaba tantas horas con él, que amaba tanto al camello?
Kori lloro desconsoladamente al comprenderlo.
En los días que siguieron solo se separó de su amigo en las
horas de la noche. Dejo de ir a la escuela.
Una tarde cuando apenas quedaban dos días para el
sacrificio, kori tomo una decisión Kori se dirigió a los corrales, abrió la
puerta, quitando el alambre que la sujetaba, entro en el corral y abrazo a
Caramelo.
Pensó: <<Nos vamos>>
Se fueron en dirección a la güera, la colina que protegía
los corrales de las tormentas de arena.
Cuando el tío de kori supo lo que había pasado, fue
corriendo a la jaima de uno de los hombres serios, que tenía unos prismáticos.
No fue fácil encontrar a alguien que tuviera un land rover dispuesto a salir a
la hammada, en busca de Kori.
Cuando Chej vio dos puntitos en la lejanía, a través de los prismáticos,
el sol ya se había elevado un buen trozo sobre el horizonte.
-¡Allí están!
Unos minutos más tarde, se dejaba abrazar por su tío Ahmed.
El día fijado por los hombres serios, Kori fue con Caramelo.
Se sentó en el suelo y aguardo la hora, sin hacer un gesto, sin llorar.
Los hombres serios llevaron al camello a la hammada, tras la
colina, al lugar en el que se hacían los sacrificios. Al llegar al lugar
elegido. Hicieron que el camello doblara las patas. Kori se acuclillo delante
del camello y le miro a los ojos y a la boca. A una seña de su tío, los hombres
del turbante negro agarraron, al camello de la cabeza, obligándole a permanecer
en dirección a la Meca, y el matarife lo degolló.
Miraba al camello y este devolvía la mirada, moviendo todavía
los labios mientras la vida se le escapaba.
Entonces, Kori venció sus deseos de salir corriendo, de
huir, de no ver. Se acercó cuanto pudo a Caramelo, saco de sus ropas el
cuadernito y el bolígrafo, y fue escribiendo todo lo que creía escuchar que salía
de los labios del camello lo que escribió fue:
"No llores porque la vida se acabe, piensa que hemos
vivido...
Yolo acepto, me voy con tu recuerdo a los pastos del
cielo...
Y mientras tu vivas, yo siempre estaré contigo.
Tu aun no lo entiendes, pero cuando la noche te alcance, lo entenderás
también, pequeño Kori, mi único amigo..."
Kori creció, nunca dejó de escribir poemas.
Los ancianos reconocían en Kori un gran poeta. Una mañana
vio como subía a la colina uno de ellos. Le conocía: era el Bati, el mejor, el más
grande de los poetas saharauis.
Bati hablo y Kori leyó en sus labios, con atención:
-He escuchado un poema tuyo
-¿Si?-pregunto Kori
- Sí. Era un poema bello, muy bello
El joven poeta, leyendo aquellos versos en los labios del más
venerado de los poetas saharauis, sintió un nudo en la garganta.
-Tu amigo se llamaba Caramelo,
¿Verdad? Kori asintió, en silencio, con la vista perdida
entre los corrales.
El poema de Kori se llamaba, como este libro, palabras de
Caramelo.
Comentario
En este libro se desarrolla el valor de la amistad, me gustó
mucho el libro, nos habla de un niño sordomudo que aprende a escribir y se hace
poeta, lo que no me gusto es que no tuvo un final feliz.
Pregunta
¿Que nos enseña esta historia?
Nos enseña el valor de la amistad y la superación
Imagen: https://www.google.com.mx/search?q=palabras+de+caramelo&newwindow=1&rlz=1C1GIGM_enMX530MX530&es_sm=93&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=vW6BU-uxMYX3oATC1YHQDw&ved=0CCwQsAQ&biw=1440&bih=799#facrc=_&imgrc=YgV_tDt0QIhnTM%253A%3B8NVuASTZPASHCM%3Bhttp%253A%252F%252F1.bp.blogspot.com%252F_wMEqFy3bLVQ%252FSwhbqGO61lI%252FAAAAAAAAB-o%252FKAJCmF0HlWs%252Fs320%252Fpalabras_de_caramelo_gonzalo_moure.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Flij-jg.blogspot.com%252F2009%252F11%252Fpalabras-de-caramelo-gonzalo-moure.html%3B200%3B302
Fecha de acceso a la red: Sábado 24 de Mayo del 2014